sábado, 7 de noviembre de 2009

Científicos israelíes buscan curar traumas con "olores"

Todos tenemos traumas. Más o menos graves, todos tenemos algo adentro que molesta.

Ahora, científicos israelíes dicen que una combinación entre objeto y aroma puede ayudar al cerebro humano a mejorar los problemas psicológicos graves conocidos como traumas.

Bueno, yo no sé exactamente qué trauma tengo -por ahí alguno relacionado con el origen de mi vieja y su historia con el Holocausto o con la cadena de errores cometidos por mi familia paterna- pero me sumo a la iniciativa.

Gente de la ciencia, por favor devuélvanme estos placeres: quiero abrir un blister con un muñeco de La Guerra de las Galaxias y sentir ese olor a nuevo, a importado, a plata dulce. Si puede ser Darth Vader, mejor. Porque tenía capa y eso le sumaba mucha buena baranda sintética.

Quiero un pasaje al pasado para pasar cerca de la fábrica Canale para sentir el olor de los bizcochos en la calle y quiero un paquete de Particulares 30 para sentir ese aroma aceitunado de los cigarrillos negros que alguna vez fumé a falta de Parissiennes.

También me gustaría volver a sentir el olor de la resina de los pinos de una quinta de Ituzaingó y la fragancia de la piel de mi gata Felipa que ya no está desde hace poco más de dos años.


Petardo, Paty, Riachuelo y maní: no hay mejor terapia

Necesito el olor del primer equipo de audio que me compré, un radiograbador Panasonic doble-cassettera que olía como el mismísimo futuro. Y solicito también el perfume de la colonia Canoe de mi viejo que me hacía sentir que no existían los problemas.

Como se ve, seguiré traumado. No hay fuerza en la Tierra que me pueda devolver estos olores.

De todos modos, todo el respeto para los científicos israelíes que son un ejemplo de que con presupuesto y laburo se puede intentar mejorar la calidad de vida de muchas personas. ¡Ciencia rules! ¡Doctors & Labs sucks!

Y que viva el olor a nafta YPF


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